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La casita del horror

La leyenda del caporal y el diablo

Esta historia se traslada a Aguascalientes durante el siglo XVII. En ese entonces vivía el Marqués de Guadalupe, un hombre de carácter fuerte pero noble a la vez, muy adinerado y que trataba con el debido respeto a sus empleados.

Como era de esperar el Marqués poseía tanto que debía delegar algunas de sus propiedades, a otras personas que las administraran, y es aquí donde conoceremos a Resendes, un hombre muy ágil en su trabajo, dedicado y que tenía la cualidad de multiplicar el ganado por sus vastos conocimientos en el puesto. Fue tanta su agilidad que lo llamaban el caporal ardilla por su velocidad.

Resendes por su parte, no solo servía para trabajar, era fiestero, mujeriego y un bebedor empedernido que despilfarraba dinero a diestra y siniestra. Durante sus noches de juerga las damas y músicos se peleaban por él, al saber que dejaba excelentes propinas, aunque al mismo tiempo se preguntaban cómo lograba tener tanto dinero.

Entre los rumores se escuchaba que Resendes había vendido su alma al diablo, y efectivamente él había realizado un pacto con él, prometiendo que le entregaría su alma el 24 de diciembre de 1870.

El caporal y el diablo
El caporal y el diablo

La fecha estaba próxima, y el pobre resendes inicio a pensar en lo que le esperaba cuando Satanás volviera para reclamar lo que le pertenecía.

Satanás llegó, y al mirarlo, Resendes le solicitó una prórroga para poder concluir una barda que el Marqués, quien siempre lo trato bien le encargó. El diablo aceptó, y le dijo que lo ayudaría apostando que si lograba terminar antes de que cantara el gallo, se lo llevaría con él y de lo contrario sería totalmente libre

Al iniciar la construcción el demonio se movió con gran velocidad, era incluso difícil seguir sus movimientos, por lo que Resendes angustiado corrió lo más rápido posible en busca de un gallo, y justo antes de que el diablo colocara la última piedra, Resendes le arrancó una pluma al animal haciendo que cantara y el demonio perdiera la apuesta.

Se cuenta que aquella barda que construyó el diablo se halla en Aguascalientes, y esa última piedra jamás fue colocada.

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