Esta leyenda en particular, nos transporta a una época atrás, donde lo que ahora conocemos como el parque Rodolfo Landeros (parque Héroes) , solía ser un aeropuerto. Este fue el lugar donde ocurrió aquella tragedia.
Hoy en día, el parque Rodolfo Landeros, es un lugar donde se llevan a cabo tareas y actividades deportivas, familiares y recreativas, siempre procurando mantener el contacto con la naturaleza. Pero esto no siempre fue así, pues como mencionamos, solía ser un aeropuerto.
Era un día común y corriente, no era diferente de otro día. Uno de los mecánicos que trabajaban en el aeropuerto, acudió al trabajo en compañía de su hija pequeña.
Mientras el hombre se encontraba ocupado trabajando en los motores de los aviones, la pequeña jugaba con su muñeca, y se divertía mucho, pues también usaba algunas herramientas de su papá. Todo iba muy bien, pues ella se entretenía y perdía la noción del tiempo.
Sin embargo, y luego de unos instantes, los mecánicos comenzaron con las pruebas de encendido del motor, pues este no arrancaba por más que trabajaban en él, no conseguían la falla.
Pero estos mecánicos no se rindieron y luego de un arduo esfuerzo y trabajo en equipo consiguieron solucionar el problema y finalmente encendió el motor. Todos celebraban y se encontraban contentos por su éxito.
Fue entonces cuando el mecánico papá de la pequeña, se acercó a la turbina para ver cómo iba. Al llegar, sintió como un frío recurrió todo su cuerpo y quedó paralizado, se podía observar en su rostro el auténtico terror. Aunque había quedado en shock, consiguió emitir un grito desgarrador, pues vio el cuerpo decapitado de su pequeña hija, abrazando a su muñeca.
Se dice que, a día de hoy, puedes encontrarte a la pequeña en el mismo lugar donde murió. Se encuentra sola, con su cara llena de inocencia, buscando un compañero de juegos y a su papá.
Muchos visitantes alegan haber visto ropa cubierta de sangre y su cuerpo lleno de heridas, así como la cabeza de la muñeca con la que esta solía jugar.
La leyenda también nos dice que la niña suele aparecerse en lo que ahora es el parque Rodolfo Landeros, caminando y buscando a alguien para jugar a los columpios o las escondidas. Como ves, es una historia trágica, llena de dolor, la pérdida de un padre y un alma que no ha encontrado el descanso, pues probablemente aún no sabe que murió.