Al norte de Chihuahua, México se encuentra el parque Nacional de Majalca, o también llamado las Cumbres de Majalca, un lugar bastante llamativo para hacer senderismo y para los excursionistas aficionados, este hermoso parque está rodeado de formaciones rocosas, bosques de pino y diversos animales pero también guarda secretos misteriosos y aterradores.
A pesar de ser concurrido pasaban cosas extrañas, era un sitio peligroso llegada la noche, lúgubre y poco seguro para aquellos que decidían aventurarse a acampar en él. Esta fue parte de la advertencia que dio una madre a su hija, quien, con un grupo de amigos querían pasar un buen rato a las afueras de Chihuahua.
Habían tenido una larga semana por exámenes y pruebas de la universidad, así que era el momento perfecto para darse un descanso y olvidarse de sus deberes por un rato. En el grupo se encontraban tres chicos y dos chicas, que llegado el fin de semana y haciendo promesa de regresar antes del anochecer tomaron sus cosas y salieron en el auto de uno de ellos.
El más bromista del grupo, Luis, no dejaba de burlarse por los comentarios de la madre de una de las chicas, “he acampado en Majalca toda mi vida y nunca antes ha sucedido nada fuera de lo normal”. Tratando de ignorar las burlas que este hacía, siguieron su camino, con todo lo necesario para un fin de semana lejos de la ciudad.
Fogata y un poco de miedo
Entre todos montaron las tiendas de acampar, haciendo planes de hacer un recorrido al día siguiente, por la noche hicieron una fogata y se sentaron alrededor, fue el momento perfecto para Luis de asustar a sus amigos así que no dejaba de contar historias de terror, sobre todo a la chica que seguía recordando los consejos de su madre.
En el día, durante una caminata perdieron el camino, costándoles mucho tiempo en encontrarlo nuevamente. Ya era pasada la tarde cuando recogieron las tiendas y estaba totalmente oscuro. Apresurados y asustados no por el camino largo que les esperaba sino por ser reprendidos por sus padres, tomaron sus equipajes y subieron al auto.
Camino por la ciudad de Juárez el grupo se llevó un gran susto al espicharse una de las llantas del auto, buscando maneras de remplazarla por una de repuesto notaron que no había gato. Desesperados por volver a casa todos empezaron a buscar rocas que pudieran colocar para levantar el vehículo.
En su búsqueda, Luis noto una especie de cajón negro debajo de una de las rocas, dentro de él un cuerpo momificado, parecía ser una mujer pues estaba llena de joyas. Los muchachos sorprendidos vieron como Luis trataba de sacar uno de los anillos, arrancando la mano entre tanto forcejeo, de esta salió un líquido verdoso que dejo a todos asqueados por el olor.
Al momento se detuvo un auto, la conductora le pidió a Luis que subiera, puesto que se veía muy pálido, en su malestar el chico acepto y mientras arrancaban noto como aquella señora de aspecto feo le faltaba una mano. ¿Qué te paso en la mano? Pregunto Luis, a lo que la señora voltea y con una cara peor de la que ya tenía le dice ¡Tú me la arrancaste!
La Carretera 45
En aquella vía, se encontró el cuerpo de Luis, nadie supo que le paso exactamente, los forenses decían que tuvo un infarto al miocardio. Sus amigos sabían que había sido culpa de aquella señora pero cuando hablaron sobre la caja donde habían encontrado un cuerpo nadie les creyó, no apareció la caja, ni la señora, solo el cuerpo de su amigo Luis.