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La casita del horror

La leyenda del fantasma de la monja. Convento de la Concepción

El fantasma de la monja

Una monja que murió por una decepción amorosa. De eso se trata la leyenda del fantasma de la monja que en México, es muy conocida y forma parte de la cultura de ese país. El mito se remonta al siglo XVI cuando una joven hermosa y tímida llamada María, se enamoró perdidamente de uno de los empleados de su casa, en el centro histórico de Ciudad de México.

María vivía junto a sus hermanos, Alfonso y Gil, quienes siempre estaban atentos a cuidarla, pues sabían de su vulnerabilidad. Sin embargo, no pudieron evitar que la hermana pusiera sus ojos en Arrutia, un mestizo que era muy pobre y tenía claras intenciones de conseguir la riqueza de la familia de María.

Así, el hombre consiguió enamorar a María, al punto de que ella estaba segura de querer casarse con él con apenas dos semanas de haberse conocido. Arrutia, no obstante, no se guardó los planes que tenía de contraer nupcias con la muchacha con el fin de enriquecerse. Contó en bares todo lo que haría cuando María se convirtiera en su esposa: apropiarse del dinero y disfrutar con otras mujeres.

Por supuesto, que esa información llegó a oídos de Alfonso, el hermano de María, quien molesto por la situación, decidió enfrentar a Arrutia, lo despidió de la casa y le exigió que no volviera a acercarse a la mujer. Pero, el ambicioso mestizo le respondió que María lo amaba tanto, que jamás permitiría que los separara. Tenía mucha razón.

La desgracia

Los hermanos de María le ofrecieron una gran suma de dinero a Arrutia para que se marchara a Nueva España, lejos de la muchacha. Por supuesto, que el novio aceptó y se fue, abandonando a su prometida a su suerte, sin ni siquiera despedirse.

Como era de esperarse, María cayó en una profunda tristeza por el despecho, solo lloraba y no hacía nada que le impulsara a vivir. Sus hermanos la ingresaron al Convento de la Concepción, a fin de que recibiera atención. La mujer se entregó a la religión y rezaba confiada en Dios. Hasta que supo que Arrutia no estaba muerto como le dijeron sus hermanos.

Arrutia volvió a Ciudad de México y María se enteró. Pero no regresó por ella, sino para pedirle más dinero a sus hermanos para seguir viviendo su vida de parrandas. Al saber eso, la novicia sumida en una depresión, decidió quitarse la vida.

María tomó una cuerda y se dirigió al huerto del convento, donde halló un árbol de duraznos cerca de una fuente. Allí, ató la soga a las ramas, se la puso en el cuello y se arrojó al pozo. Quedó colgando, con sus pies oscilando, sin vida.

Desde entonces, las monjas que habitan en el convento aseguran ver en el reflejo del agua de la fuente, el rostro horrendo y desfigurado de María, con expresión de horror y desespero.

Así, con el paso de los años, se ha mantenido la leyenda del fantasma de la monja en México, que aún hoy, sigue aterrorizando.

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