Saltar al contenido
La casita del horror

La leyenda del músico del diablo

El músico del diablo

La siguiente leyenda le sucedió al maestro Arturo Lugo, un compositor y músico que creo valses, marchas, poleas y gavotas, destacando obras como “Brumas de Oriente” inspirada en el poeta Antonio Gaxiola, “Dos corazones”, Eco del corazón”, “Lola” creada pensando en su esposa y “Cuca” inspirada en María del Refugio Guerrero Román.

Sin duda este hombre fue admirado por cientos de personas, e incluso nombrado junto a sus músicos como la mejor orquesta en 1904, por un concurso donde participaron intérpretes de los Estados de Zacatecas, Coahuila, Sinaloa, Chihuahua y Durango.

Toda aquella reputación era bien merecida, sus ejecuciones eran magníficas, excelsas y mucho más.

Evidentemente esta reputación hizo que fuera ampliamente solicitado, tocando en veladas y eventos para la clase alta, dándose el lujo de rechazar conciertos que no consideraba a la altura de sus habilidades. Lo curioso de este caso, son los rumores e historias que se cuentan lo llevaron al declive.

Un encuentro poco afortunado.

Se narra que en una ocasión el maestro Arturo Lugo estaba en su casa cuando llego un hombre ya entrado en edad, que para nada representaba a la clase alta, por lo que el músico se mostró despectivo en todo momento. Ese hombre le solicito un concierto, y antes de que el maestro lo lograra rechazar, le estiro la mano entregándole unas monedas de oro y una hoja de papel con la dirección escrita.

Algunas personas afirman que en ese momento, el hombre salió del lugar tan rápido como pudo, aunque otros cuentan que le dijo:

-Como podrás observar, el pago es muy generoso, lo único que pido a cambio es que toquen mejor que nunca.

Después de ese suceso, el día del evento llego. Los músicos se arreglaron, prepararon sus instrumentos y partieron a la dirección acordada. Mucho se ha especulado y dicho acerca de la dirección que les dieron, algunos afirman que fue en una casa conocida como la “trinidad” mientras que otros afirman fue en una construcción conocida como “El caserón”.

Cuando la orquesta llego al sitio pudo observar la fiesta más espectacular imaginable, los alimentos más deliciosos y la gente más refinada. No cabía el asombro en sus mentes, pero también notaron algo muy extraño. No reconocían a nadie.

En este punto recordemos una cosa, solían acudir a eventos de la clase alta, por lo que conocían a gran parte de las familias. Lo único que se imaginaron fue que probablemente aquellos invitados no eran de la región, y por ello no eran reconocibles.

Mientras esperaban, los músicos estaban detrás del escenario, fue entonces cuando aquel gran genio fue por algo de beber a la parte frontal y vislumbro a una vieja conocida.

El maestro busco alcanzar a la dama y lo logro. En ese instante un golpe llego a su mente, aquella dama era su comadre, el problema era que ella había fallecido hace años, era completamente imposible.

El maestro Arturo Lugo quedo estupefacto, pero fue aún mayor la sorpresa cuando ella se acercó a él y le pregunto

-Compadre ¿Qué está haciendo usted aquí? ¿Apoco ya nos va a acompañar?

Su compadre no tardó en responderle y contarle la historia que lo llevo a este lugar, narro como llego aquel desconocido, como le dio la dirección, y como era la fiesta más grande en la que hubiera estado.

Su comadre por otro lado le contó algo que le heló la sangre.

-Compadre debe salir de aquí lo más rápido posible, esta es la fiesta de los condenados, una celebración en la que son invitadas las personas que entraran al infierno, para ser castigadas con los peores tormentos.

Después de escuchar estas palabras, el maestro Arturo Lugo aviso a todos sus músicos explicándoles que debían irse, no sin antes cruzar una mirada con el hombre que lo había contratado, devolviéndole una sonrisa burlona.

Podríamos decir que aquí termina la historia, pero el descuido de uno de los músicos al olvidar un violín, los obligo a regresar un poco después, fue en ese momento cuando se percataron que aquella fiesta en la que habían estado unos instantes previamente, había desaparecido sin dejar rastro. La lujosa casa eran unas viejas ruinas, y el instrumento olvidado fue el único testigo de que estuvieron ahí.

Después de este acontecimiento, la una vez exitosa orquesta del maestro Arturo Lugo se fue desintegrando, mientras que este prodigio de la música murió en la miseria el 10 de julio de 1949, como un músico maldito por haber tocado para el demonio.

error: ¡¡El contenido está protegido !!