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La casita del horror

La leyenda del fantasma de la terminal del tren

El fantasma de la terminal del tren

Guanajuato guarda leyendas muy peculiares y eventos paranormales. Tal es el caso del pequeño pueblo de Jaral del Progreso, por el que pasaba un tren, único en aquel tiempo cuando este podía servir como medio de transporte, el presidente municipal de esta época emocionado por la concurrida vía, ordeno que en la plaza conjunta y en la propia terminal del tren, se instalaran unas bancas sobre las que sentarse.

Con el único motivo de poder ofrecerles a los habitantes del pueblo un lugar en el que pudieran descansar, con estas nuevas bancas todo aquel que llegara por este tren, tendría una muy buena impresión de este pueblo tan pequeño.

No paso mucho tiempo, dicen que quizás basto con una sola noche después de construidas las bancas, cuando ya las habían vandalizado por completo, el presidente municipal no estaba para nada contento con esto, aunque procuraba que aquellos asientos siempre se encontraran limpios.

Sus esfuerzos resultaban en vano, pues al amanecer seguían consiguiendo las bancas rotas o rayadas, fue entonces que busco quienes pudieran vigilar con total responsabilidad la terminal del tren, para asegurarse de que nadie volviera a dañar los asientos y en el mejor de los casos, atrapar a quien acostumbraba a vandalizar el lugar.

Empezó a ser recurrente el cambio de los oficiales y vigilantes, que empezaban a trabajar por la noche en la estación del tren, no pasaba si quiera una semana cuando ya se reportaban enfermos, el presidente creía que solo eran jóvenes irresponsables o señores que no gustaban de mantenerse despiertos toda la noche.

Algo raro pasaba

Fueron muchos los que se reportaban enfermos, pero no había nada en las cercanías del tren que pudiera enfermarlos con tan poco tiempo, nadie entendía lo que estaba pasando.

Sin mucho que hacer respecto al tema el presidente buscó por última vez a alguien capaz de aguantar las horas de trabajo, siendo un oficial corpulento al que apodaba “el chino” quien ocupó el puesto de vigilante por última vez.

Tuvo la misma suerte que sus compañeros de puesto anteriores a él, de inmediato enfermo, siendo ese un hombre de confianza recomendado por un superior, el presidente acudió a la estancia donde descansaba el ahora enfermo policía, ¿Qué ocurrió? Pregunto el presidente, a lo que el enfermo apenas y podía responderle, tenía una cara asustada, pálida y con los ojos llenos de temor.

El policía no pudo describir en que momento, pero eran pasadas las 12:00am cuando había escuchado el llanto fuerte de una mujer cerca del tren, acudiendo a ella de inmediato para ver que sucedía, la silueta blanca de lo que parecía ser una mujer se encontraba al final de la estación más allá de las bancas.

No fue hasta que estuvo a unos pocos metros de ella, que noto como esa figura en realidad flotaba, se movía tan rápido como si corriera, pero no tenía pies, y al estar cerca esta figura se abalanzo hacia él, dándole el tiempo suficiente de ver su cara, un horrible y espectral rostro, con ojos profundos y rojos, fue lo que pudo ver el policía antes de caer desmayado del susto.

Al siguiente día, cuando había contado su historia al presidente municipal, se anunció la muerte de este señor, quien juro hasta sus últimos minutos que aquello que vio era real, y que la sospechosa enfermedad era culpa de ese espectro, que aun deambula por las vías del tren, se dice que por la noche se puede escuchar un misterioso llanto, pero ya nadie vigila la estación y tampoco hay quien desee averiguar de dónde proviene ese sonido angustiante.

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