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La casita del horror

La leyenda del señor de Maravillas

El señor de las Maravillas

Actualmente en el templo de Santa Mónica en México, se encuentra una figura, estatua muy particular, pero no solo por la compasión que expresa y se encuentra tallada en madera, sino por los sucesos y milagros que han ocurrido luego de su llegada al templo.

El Señor de las maravillas es una estatua, cuya leyenda se inicia a partir de su creación, se dice que un párroco de iglesia, llamado San José, mando a tallar la imagen de Cristo en una de sus caídas durante el viacrucis, si bien esto significa una imagen emblemática, el artesano que tallo en madera esta figura logro plasmar la que se conoce hoy día como la estatua del Señor de las Maravillas.

Desarrollo importante

Lo peculiar de la historia se debe no solo a la estatua y la sensación que genera a quienes se acercan a ella, sino que al ser trasladada al templo, justo al frente de este se encontraba una cárcel, a este sitio asistía una mujer, esposa de un preso, al que le llevaba alimento diariamente además de algunas cosas que su amado pudiera necesitar.

No se sabe del delito de aquel preso, pero la mujer en devoción a dios, acudió al templo para rezar frente a la nueva estatua que allí se encontraba, la mujer alzo sus plegarias frente a esta imagen, rogando para que su marido pudiera salir de la cárcel.

En angustia la mujer acudía diariamente a la cárcel, con su rutina fija de llevar alimento a su esposo, a lo que pudo conocer a otro preso que allí se encontraba, quien le comento que nadie y absolutamente nadie se acordaba de él, la mujer en tristeza y lastima por el hombre acudía con ambos platos, uno para su esposo, otro para su amigo.

Cuanta la leyenda que el esposo desconocía la amistad que había creado esta mujer con un recluso, un día, las plegarias de la mujer parecieron haber surtido efecto, pues su esposo había sido liberado, tratando de llevar una mejor vida, la mujer aun acudía a aquella cárcel, para llevar el canasto con comida que solía llevar anteriormente.

El esposo por su lado, dudando de su matrimonio, empezó a cuestionar a su mujer, asegurando que esta le era infiel, debido a sus salidas repentinas o su tardanza en los mandados, después de gritos y maltratos, espió a su mujer hasta encontrarla en la calle, con el canasto en manos.

Acusaciones

Aquella mujer asustada, a punto de ser golpeada por su esposo, le dijo a este que ella solo se dirigía a la iglesia, para ofrecerle una ofrenda al Señor de las Maravillas, quien le había liberado de la cárcel gracias a un milagro, a lo que el hombre no creyó y en arrebato arranco el canasto de sus manos, notando solo flores amarillas dentro de este.

La mujer por otro lado, solo había rezado internamente, suplicando que su esposo no la matase allí mismo debido a una buena acción que ella estaba haciendo a aquel hombre necesitado.

Se dice que el supuesto recluso no existía, que no se hayo ningún indicio de él, y que fue en realidad aquella estatua la que cumplió el milagro, por la devoción de una mujer de buena fe.

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