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La casita del horror

La leyenda de la tierra de los duendes

La tierra de los duendes

Dime una cosa ¿Sabes que son los duendes?

Si no tienes mucha idea de ellos, déjame contarte que son muy similares a los humanos solo que mucho más pequeños, algo así como niños, se les considera de naturaleza maliciosa contra los humanos y tienden a apoderarse de terrenos encantados.

La siguiente historia sucedió en Tabasco, justo en el poblado de Mazateupa durante los años 60´s en un rancho de nombre “El Guanal”

¿Qué sucedió?

Bueno, para contar esto primero deberemos saber que en aquel rancho se solían criar animales de granja de toda clase, como cochinos, guajolotes y pollos, siendo sus preferidos estos últimos por la facilidad con que se reproducían.

La familia que vivía en ese lugar no le temía a nada, solían hacer oración continuamente encomendándose a dios cada día, orando por su bienestar.

Sin embargo no todo es perfecto, y una mañana se dieron cuenta que sus animales, para ser más específicos sus pollos, iniciaron a caminar de una manera muy extraña, sus patas parecían más rígidas de lo común, como si les hubieran colocado un yeso o algo así, sus cuellos de pronto giraban hasta el punto de que parecía que se les rompería, y caían al suelo sin poderse parar.

Esto evidentemente alertó a la familia, quienes pensaron que habían enfermado de algo extraño, pero lo más raro para todos, era que aquellos animales padecían esto durante las mañanas, y durante el transcurso del día se les iba quitando poco a poco hasta llegar a la normalidad.

El chamán y los duendes

Lo acontecido anteriormente asustó a las personas que vivían en el rancho. Nadie quería comer a un animal enfermo o endemoniado, pero tampoco podían seguir de esa manera, por lo que salieron en búsqueda del chamán de Mazateupa, un pueblo vecino.

Aquel hombre les pidió que le proveyeran un pozol con cacao, dos jícaras pequeñas y una cajetilla de cigarros. Una vez con todas estas cosas se dirigió al patio donde pasaban la noche los animales, e inició un ritual para ahuyentar a los espíritus malignos.

Por desgracia esto no sucedió, y el chamán le informó a la familia que no había mucho que hacer, pues en aquel lugar residían duendes que no deseaban ser molestados por nadie, ese fue el motivo por el que les hacían maldades a sus animales.

Aquellas criaturas intentaban asustar a las personas y que abandonaran su territorio, cosa que sucedió poco tiempo después. Desde entonces la granja o rancho “El Guanal” quedó abandonada y sigue de esta manera hasta el día de hoy.

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