La historia tiene lugar en la ciudad de Pachuca, cerca del parque ecológico de Santa Apolonia, cuando una joven mujer necesitaba llegar a su hogar, pasando por parte del parque, caminando por uno de los cerros cerca del camino.
La joven se topó con un grupo de hombres en el camino, quienes se encontraban bebiendo y esperando alguna persona a la que pudieran robar, se dice que solían asechar a las mujeres, asaltándolas y arrebatándole lo que estas pudieran llevar, inclusive la ropa, si podían desgarrarla.
La joven sabía que por las noches podía ser peligroso andar por el lugar, pero ella al salir de trabajar y para poder llegar temprano a su hogar, necesitaba cruzar por ese camino, pues por otra parte se le haría todavía más tarde.
Los hombres se atravesaron en su camino, y aunque pudieron robarle sus pertenencias, decidieron jugar con ella, mientras le jalaban la ropa y la golpeaban, al siguiente día se dio a conocer que la joven jamás había llegado a su casa, y con ayuda de las autoridades consiguieron su cuerpo, había sido arrojado al barranco, con poca ropa, golpes y evidencia de que no solo le habían quitado la vida, sino también abusado de ella.
Una noche de luna llena
Se dice que las noches en las que hay luna llena, los lobos aúllan anunciando la bajada de un fantasma, el espíritu de aquella joven que regresaba en busca de venganza, muy pronto se supo que aquel grupo de hombres había desaparecido, encontrando uno por uno los cuerpos al fondo del barranco.
Lo peculiar de los cuerpos se debía a que todos poseían un crucifijo en el cuello, a lo que se empezó la leyenda de que era el fantasma de aquella muchacha, que había vengado su muerte.
¡Esto continúa!
Han pasado los años y cuentan las mujeres del pueblo, que al pasar por el cerro, sobre todo en horas tardes de la noche, se topan con una mujer, de la que sienten simpatía por al menos no ser las únicas apresuradas por aquel lugar, con una actitud amistosa y de confianza que las apura a caminar más rápido, a lo que notan que aquella mujer que las acompaña en realidad no tiene pies.
En un instante de miedo por reconocer que se trata de un fantasma este les dice que se asegurara de que lleguen a salvo a sus hogares, para que no les ocurra lo mismo que a ella, y asegura deshacerse de todo hombre de malas intenciones que se atreva a atravesar el lugar.
Al menos así parece haber cumplido la promesa, pues muchos creen que los cuerpos que se hayan al fondo del barranco han caído gracias al fantasma de aquella chica, a la que una vez le quitaron la vida, y quien regresa cada luna llena, para evitar que le ocurra lo mismo a alguna otra mujer.
No se ha encontrado más evidencia que los crucifijos en los cuellos de cada hombre que se haya a la orilla del cerro, y que estos siempre aparecen luego de una noche de luna llena.