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La casita del horror

La leyenda del zoológico de Culiacán

Zoológico de Culiacán

Todos sabemos que los animales son de los seres más inocentes que se pueden hallar en este mundo, no codician y hacen maldades de mala fe como los seres humanos, y esto mismo ha provocado que las personas los tengan en un lugar muy especial en sus corazones.

El intendente y el mono

Probablemente esta sea la historia más popular del lugar, aunque por eso no quiere decir que sea muy conocida, pues dentro de ella no solo se narra la historia de una verdadera amistad, sino también de hasta donde fue capaz de llegar.

Esto le sucedió al conserje del zoológico, quien amaba a todos los animales del lugar, pero dentro de ellos destacaban por sobre los otros un pequeño monito que nació ahí. 

El hombre se encariño de él y el monito también de su amigo humano, solía visitarlo todas las tardes antes de salir hacia su casa.

El tiempo pasó, y con ello la edad de ambos se fue haciendo cada día más notoria, el monito estaba cada día más grande y al conserje se le notaban más y más las arrugas en su rostro, pero con ello el cariño entre ambos también se incrementó.

Desgraciadamente el tiempo hizo lo suyo, y como es natural para todo ser vivo un día el conserje falleció de un paro cardiaco producido por su edad. El monito al parecer presintió lo que sucedió y lloró amargamente, llegando al punto de también rechazar todo alimento que se le daba.

Los encargados de cuidar a los animales no podían hacer gran cosa más que intentar forzarlo a probar alimento, hasta que una noche una luz emergió del cielo e ingresó a la jaula del animalito.

Al guardia de seguridad le llamó la atención tal comportamiento e intentando averiguar que sucedía, se topó con aquel conserje, a lo que bromeando le dijo.

-Me asustaste, ya mejor deberías llevártelo a tu casa.

-Mira que venir a tales horas solo para estar con él.

A la mañana siguiente los cuidadores le preguntaron qué había sucedido, pues hallaron el resto de algunos plátanos al lado del monito, el guardia les contó que debía haber sido el conserje que había estado ahí en la noche.

Fue en ese momento cuando sus amigos con tono burlón y de incredulidad le dijeron.

– ¿Y de verdad esperas que te creamos?

El guardia se extrañó por la reacción y les preguntó por qué le decían eso. Fue cuando ellos le informaron y él mismo se enteró que aquel hombre había fallecido.

Fue en ese instante cuando el guardia de seguridad comprendió que había estado con el fantasma de aquel empleado, que volvió solamente para estar con su amigo una vez más.

El gorila fantasma

Esta es otra pequeña historia que aconteció dentro de este mismo parque. Aconteció hace mucho tiempo atrás cuando el lugar aún era reciente, y no se contaban con muchos métodos de seguridad como los de hoy en día.

En una ocasión uno de los gorilas salió de su área de reserva y se paseó por todo el lugar, hasta que los encargados se percataron de lo que sucedía.

Fue entonces cuando en medio del apuro para controlar al gorila, uno de los guardias le disparó con una de las armas tranquilizantes, pero debido a que el sedante se hallaba mal medido este terminó falleciendo.

Se dice que desde entonces se ha llegado a mirar al gorila realizando aquel mismo recorrido por el que transitó en aquella ocasión.

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