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La casita del horror

La leyenda del gusano de oro

El gusano de oro

Esta historia le sucedió a un hombre llamado Otoniel, en el pueblo de El liberal en Teloloapan. Aquel hombre se dedicaba a la siembra de maíz, calabaza y frijol, y como en muchas ocasiones estaba haciendo parte de su trabajo en medio de los rayos del sol, fue en ese momento cuando avisto un objeto brillante a unos 10 metros adelante.

Otoniel se acercó buscando que era aquello que despedía tal resplandor, y cuando lo alcanzo a mirar se percató que se trataba de una especie de gusano de oro puro de unos 30 centímetros. El animalito se arrastraba lentamente por la tierra. Era increíble lo que estaba mirando.

El campesino estaba más que fascinado con aquella criatura, y cuando se disponía a dejarlo en paz y proseguir con sus labores este le hablo proponiéndole un trato. En este acuerdo el gusanito de oro le dijo que si lo llevaba con él a su casa y lo alimentaba con todas aquellas delicias que le pidiera, posteriormente iría a hacer del baño, y en lugar de excremento daría monedas de oro.

Otoniel no podía creer lo que estaba escuchando, pero decidió aceptar el trato. Llevo a la pequeña criatura hasta su casa y lo alimento con los manjares que él le solicitaba, y tal y como prometió a cambio le entrego aquellas preciadas monedas.

El hombre próspero rápidamente, el oro que el gusanito le entregaba diariamente le eran más que suficientes para vivir, mejorar su casa, comprar tierras e incluso comprar cabezas de ganado que lo volverían inmensamente rico. Todo aquello que una vez soñaba ahora era una realidad, pero como en muchas historias no todo podía ser perfecto, y los ojos envidiosos de las personas lo iniciaron a acechar, en este caso los de su hermano.

Un día fingiendo amabilidad y buena voluntad, el hermano de Otoniel lo invito a tomar y este lo emborracho tanto que se inició a desinhibir, fue en ese momento cuando le pregunto…

– ¿Cómo es que conseguiste tanta fortuna en tan poco tiempo?

Otoniel ya borracho le confeso toda la verdad, le contó de aquel día que trabajaba en medio del rayo del sol, como vio aquel destello brillante, y como fue que aquel gusano de oro le propuso un trato. La fuente de su fortuna fue descubierta.

Apenas el hermano se enteró de lo sucedido corrió a casa de Otoniel, busco la habitación del gusano de oro, y tomo a la pequeña criatura llevándosela a su propia casa colocándole alimentos.

A la mañana siguiente el hombre imaginándose la fortuna de la que pronto sería dueño, corrió con el gusano de oro y para su sorpresa, este había desaparecido y en su lugar encontró una rama de bejuco en forma de gusano, y en lugar de oro un montón de piedras.

Se cuenta que aquel gusano de oro solo se les aparece a las personas de buen corazón, ofreciéndoles un trato similar con el que podrán amasar inmensas fortunas, y por el contrario a los malvados y envidiosos que lo llegarán a capturar, les dejara una rama de bejuco como castigo por sus malas acciones.

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