En México se cuenta la historia urbana de la planchada, una leyenda que narra cómo una hermosa enfermera del hospital Juárez trabajaba sin descanso, y que llegada su hora de partir al otro mundo, decidió quedarse para continuar con su trabajo.
La historia nació en ese hospital, a pesar de haberse contextualizado en otros sitios diferentes, con hechos similares a lo que en verdad ocurrió. Hasta la fecha una gran cantidad de médicos y pacientes han relatado haberse encontrado con el espíritu de la que alguna vez fue conocida como “La Planchada”
Su relato se remonta a la época en la que Estados Unidos interviene en México, provocando una guerra; las condiciones en las que debían trabajar los hospitales era muy dura, las enfermeras debían trabajar largas jornadas sin descanso, cuentan que incluso, algunas se quedaban dormidas, para después encontrar que alguien había atendido a los pacientes moribundos.
Cuando las enfermeras preguntaban a sus pacientes ¿Quién los había atendido? Estos aseguraban haber sido visitados por una hermosa mujer, con el cabello recogido, que los atendió con mucha amabilidad, dando los cuidados de limpieza y medicinas.
¿Quién era esta mujer?
Se cuenta que “la planchada” nombre que adquirió debido a su uniforme siempre muy prolijo y aseado, era una mujer llamada Eulalia, quien trabajaba en dicho hospital hacía ya mucho tiempo atrás, y que por su admiración y amor a su trabajo, seguía prestando servicio aun después de su muerte.
Eulalia era una joven muy atractiva que amaba su trabajo, esto y la bondad hacia los pacientes la convirtieron en una enfermera muy querida y apreciada por el personal.
Mientras ella trabajaba allí ingreso un médico del cual se enamoró profundamente, pero por desgracia el hombre tenía fama de coquetearles a todas las enfermeras, aun así cegada por el amor, Eulalia persistía, jurando que aquel doctor iba a enamorarse de ella.
Sin importar lo que le dijeran los demás logro su cometido y encanto al doctor, incluso este le propuso matrimonio, prometiéndole que al volver de su viaje de negocios, algún seminario de médicos al que debía asistir, estos tendrían una gran boda.
Maravillada por la idea de esperar el hermoso momento en el que volvería a ver a su prometido, Eulalia continuo trabajando, ignorando los cuentos de sus compañeros, quienes le decían que aquel doctor en realidad había renunciado y que estaba de luna de miel con una enfermera de otro hospital.
No fue hasta pasadas dos semanas que Eulalia creyó aquel rumor, que ahora era cierto, sumergida en la amargura por el desamor, el engaño y la traición, la antes bondadosa enfermera empezó a desquitarse con los pacientes y personal del hospital, cometiendo negligencias y desatendiendo caprichosamente a los necesitados.
Otra versión de la historia
Se dice que para la época, Eulalia había cometido tantas faltas en su profesión como enfermera, que pasaba las horas donde debía atender a los pacientes, escribiendo cartas de odio y expresando el desagrado hacia el doctor y su nueva esposa; pasaba tanto tiempo deseando vengarse que los pacientes más moribundos fallecían.
No quedaba rastro de la antes encantadora joven, hasta que un día, contrajo tuberculosis, enfermedad que la dejo en cama, despojada de su belleza con la piel demacrada hasta los huesos.
Fue en ese entonces que Eulalia se arrepintió de sus pecados, de su odio y desdicha, la enfermedad le había debilitado el duro corazón y ahora era una mujer que deseaba poder enmendar lo que había hecho.
Tanto fue su arrepentimiento, que prometió no volver a descuidar un paciente, cuentan que es ella quien aún deambula por los pasillos de Juárez, con su uniforme planchado y limpio, visita a cada sala de pacientes, dándoles medicinas y todos los cuidados que alguna vez rechazo dar.