
¿Has escuchado hablar del señor de las ampollas?
Se trata de una historia curiosa que tuvo lugar en Tlanepantla, Estado de México. En este sitio podrás encontrar la imagen de un cristo que posee marcas de fuego, producto de un incidente que ocurrió muchos años atrás y lo marcaron para siempre, haciendo aparecer sobre de él, figuras muy similares a ampollas sobre carne viva.
El Señor de las Misericordias como se le conocía originalmente (el señor de las ampollas) paso por diferentes lugares antes de terminar en su actual residencia, donde es considerado Santo Patrono de Tlalnepantla.
Primero llego como un regalo del rey Carlos V a Hernán Cortés, quien a su vez lo dono o lo obsequio al convento de San Francisco, para posteriormente ser trasladado a la iglesia de Tenayuca, y finalmente movido una vez más a la capilla abierta del Convento de Corpus Christi, en Tlalnepantla.
Como verás su camino fue largo y deambulo por diferentes lugares antes de llegar a su hogar actual, pero fue en este último donde toda su historia ocurrió, y donde se ganó el nombre con el que todo mundo lo conoce actualmente.
Una vez que llego al Convento de Corpus Christi, la imagen religiosa reposo por un tiempo sin mayor inconveniente, pero un día de 1666 todo cambio, y se desató un incendio que incinero todo a su paso.
Los vecinos de alrededor lucharon por contrarrestar los estragos de las llamas, pero a duras penas podían mantenerlas a raya, el incendio estaba fuera de control destruyendo todo.
Evidentemente, aquellas llamas eran fuertes, poderosas, de una magnitud descomunal, y pronto llegaron a la imagen del Señor de las Misericordias, donde iniciaron a consumir la cruz sobre la que descansaba, pero inexplicablemente estas se detuvieron cuando le llegaba el turno a la imagen dejándola relativamente intacta.
El poder de aquellas llamas no consumieron al Señor de las Misericordias, pero si provocaron daños sobre él. Sobre su espalda aparecieron marcas que se asemejaban a las ampollas o ámpulas de carne viva, que una persona presentaría al tener contacto con el fuego.
El hecho fue tomado por las personas como un milagro, ya que a pesar de la destrucción que aquel incendio había dejado, el Cristo de su interior salió intacto, solo mostrando aquellos deterioros.