
Muchas personas odian a los gatos, mientras que otras más adoran a estos hermosos felinos. La siguiente historia tiene que ver con uno de estos animales y una muchacha que cuidaba de muchos de ellos.
Todo comenzó en un pueblito de Mexicali Baja California, donde vivía una muchacha que cuidaba de estas pequeñas criaturas a las que dedicaba su amor y cariño.
Sus vecinos conocían perfectamente su hábito de recoger a estos animales abandonados para llevarlos a su casa y cuidar de ellos en su hogar. Esto llegó hasta tal punto que todos en su comunidad la llamaban la muchacha de los gatos.
Se podía observar una pequeña manadita de gatos cerca de su casa.
Una noche escucho como arañaban la puerta de su casa y cuando se acercó para abrir, para su sorpresa se trataba de un gato negro que la observaba con sus ojos brillantes. Ella le permitió entrar y tan pronto como lo hizo, inicio a cruzar entre sus pies ronroneando de alegría.
El gato le tomó mucho cariño y afecto, la seguía a todas partes, buscaba sus caricias y ronroneaba de felicidad cada que la veía, pero también notó algo muy extraño. Todos sus demás gatos comenzaron a desaparecer hasta el punto que solo quedaron dos. El gato negro y una gata siamés que cuido desde pequeña.
La chica temerosa de que su gata desapareciera como todos los demás, inicio a prestarle más atención, pero entonces noto que aquel gato negro las observaba enojado cada vez que la cargaba.
La chica se asustó muchísimo cuando miro esa actitud, pero no le dio mayor importancia hasta que un día cuando estaba alimentándolos, sostuvo entre sus brazos a la dichosa gata y de la nada el gato negro maulló erizando sus pelos de la cola y se abalanzó contra la minina.
Se inició una pelea entre ambos felinos que se lanzaban arañazos, mordidas y gruñidos. La joven asustada corrió por un objeto para separarlos, pero para cuando había vuelto su tan amada gata siamés ya había perdido la vida.
Molesta por lo sucedido, hecho al gato negro de su hogar y lo dejo afuera para que se fuera. El gato maulló por largas horas, arañaba la puerta suplicando que lo dejara entrar, pero esta vez no volvería a formar parte de su vida.
Una noche cuando estaba volviendo de trabajar, ingreso a su hogar y para su sorpresa se encontró al gato negro dentro de su recámara, pero esta vez no era ese inocente que había mirado en las otras ocasiones, sino un gato enorme, tan grande que podría acabar con ella de un zarpazo. La observaba fijamente.
No se sabe que fue lo que aconteció en estos instantes, pero sí que la muchacha perdió la vida frente a esa criatura. De hecho, nadie se habría dado cuenta de lo que ocurrió de no ser porque, todos los gatos que un día cuido volvieron a ella, y cuando la miraron sin vida iniciaron a maullar alertando a todos en la comunidad.
Algunas personas creen que aquel gato negro se trataba del demonio o, por otro lado, algún alma en pena que buscaba venganza por algún motivo.