Llevando su cabeza en la mano y asustando a cuanto mortal tiene la mala suerte de topársele, el ferrocarrilero de Nazareno en Durango, es reconocido por los habitantes de la localidad, quienes aseguran haber salido espantados cuando le han visto deambular por las vías del ferrocarril donde perdiera la vida.
¿Mito o realidad? Lo que hay detrás de la historia
La tragedia invadió el ambiente que en el día anterior, estuviera cargado de alegría en la población de Nazareno – en el Estado de Durango – pues quien trabajara como ferrocarrilero, terminaría decapitado y dándole paso a una leyenda que persiste hasta la actualidad.
¿Cómo comienza la leyenda del ferrocarrilero sin cabeza?
Durante los años 50, vivía en un vagón viejo del ferrocarril un hombre, cuyo trabajo en la estación era la de cambiar las vías por las que transitaban los trenes, sin pensar que tras un día de borrachera, pasaría a ser el lugar al que quedaría atado a este mundo para siempre.
Para ese entonces, la costumbre de las bodas era que asistiera todo el pueblo y el festejo se prolongara durante el día entero, abundaba la comida y por supuesto, el alcohol. Como era de esperarse, el ferrocarrilero comió, bailó y bebió cuanto pudo, por lo que entrada la tarde estaba bien borracho.
La tragedia llegó…
Entretenido en los tragos, el hombre no puso atención al reloj, y atendiendo a la hora que marcaba, salió “a toda marcha” rumbo a su lugar de trabajo, donde tendría que cambiar las vías antes que pasara el tren de las 11 PM.
Pero el alcohol y cansancio conspiraron con el espíritu de la muerte quien asechaba como cazador que busca su presa, haciendo que el ferrocarrilero se quedara dormido sobre el pasto, recostando su cabeza en las vías del tren de la misma forma que lo haría con la más cómoda almohada.
¡La muerte cobró su víctima!
Tal era la profundidad del sueño en el que quedó inmerso el hombre, que ni el ruido del tren que se acercaba consiguió despertarle, matándolo al instante al despojarlo de su cabeza. La espeluznante noticia no se conoció sino hasta el día siguiente, cuando la familia recibiera la impactante noticia y le diere sepultura al cuerpo decapitado.
Desde entonces, los habitantes de Nazareno aseguran verle caminar sobra las vías, llevando siempre en la mano su cabeza colgante al aire; los ojos osados que se atreven a mirar los penetrantes ojos, no aguantan la impresión y terminan tendidos en el suelo. ¿Qué tan cierta es la historia? Mejor no comprobarlo nunca.